lunes, 2 de abril de 2007

Lunes 9 de abril de 2007



El volante Pablo Mouche , quien sufrió rotura de ligamentos cruzados de la rodilla izquierda, finalmente será operado el lunes 9 de abril.

Una baja para Mouche


El volante Pablo Mouche sufrió rotura de ligamentos cruzados de la rodilla izquierda. Será operado el próximo lunes.

Sonó el hitazo de este verano


El Sub 20 le clavó hasta la sombrilla a Venezuela, en una noche mágica del Loco Mouche. Tocalli encontró el equipo y ahora quedó a un paso de la clasificación.


Curioso este verano 07... Por primera vez en mucho tiempo, no hay una canción que esté rebotando hasta el hartazgo en la arena. En cambio, sí hay un hit, instalado, pero que pertenece a una publicidad de celular. Así y todo, esa melodía es el hitazo del verano. Y los pibes de Tocalli, cuando había serio riesgo de que quedaran incomunicados para siempre en este Sudamericano, hicieron sonar la más maravillosa música, la del buen fútbol y los goles. Justo a tiempo.


Los locos festejos de Pablo Mouche, clavando el banderín como si fuera la sombrilla, y del Enano Moralez, luciendo un lentes 3D, haciendo rostro en la esquina (del córner), no fueron otra cosa que el decorado a dos golazos y un adelanto de la goleada. Y un desahogo. Porque el Sub 20 necesitaba, por primera vez, convencerse de que podía. De que el opaco debut con Ecuador y la traumática derrota con Colombia habían sido dos accidentes. Y ese cambio de mentalidad empezó afuera y terminó adentro. El técnico metió mano, cambió algunas figuritas y el dibujo. El 3-1-3-1-2, más allá de parecer una fórmula matemática, fue una fórmula de buena circulación y control. El flaquito Di María le dio el oxígeno y la fineza que no había. Y el Loco Mouche, además de gol, aportó un ímpetu que contagió a todos. En fútbol, primero hay que tener claras las cosas en la cabeza para que esa idea baje a los botines. Nunca al revés.


El bombazo de Mouche en el 1-0 fue fundamental. Pero también fue consecuencia de una búsqueda incesante del pibe de Boca, que ya había avisado con otros dos zurdazos. Ese primer grito tranquilizó y confirmó que el camino elegido era el correcto. Hubo cinco minutos de bache, como le ocurrió al equipo en los dos primeros partidos. Sin embargo, los pibes pasaron la prueba: enseguida recuperaron la pelota y fueron por más. Mientras Venezuela apostaba al roce, Cahais y Mercado seguían cerrando los caminos. Y Banega seguía demostrando que tiene un mapa en la cabeza. Y un minuto después de que el árbitro se había comido un penal a Moralez, una buena combinación entre Di María y Mouche originó el segundo del Loco. El tercero, en ese muy buen primer tiempo, también llegó con la pelota al ras del pasto, con los ojos bien abiertos. Di María, Banega, Moralez, golazo, todo de primera.


El segundo tiempo vino bien para estirar la diferencia con otro golazo de Mouche, uno de Sosa y otro de Di Santo y para que los venezolanos se hicieran expulsar. El Sub 20 encontró el camino. A tiempo.


CIUDAD DEL ESTE

Se vino el zurdaje


El Loco mete el segundo luego de una jugada de Di María.


Esa zurda mostró potencia desde el comienzo nomás. Y aventuró, claro, que el festejo no tardaría en caer. Porque Pablo Mouche, el Loco para los amigos, amagó con romper el arco apenas a los 7 minutos. Pero un toque después dejó las fintas de lado y gritó luego de un bombazo cruzado. Y llegaron el festejo interminable, su pasito copiado de la propaganda de los celulares de CTI, el abrazo para los pibes y la emoción por la chance aprovechada. Claro, el punta de Boca había arrancado el torneo como suplente, aunque los malos resultados le dieron rodaje anoche. Este pibe de 21 años, al que alguna vez La Volpe llamó Mouchés y puso en una práctica de lateral izquierdo o en Reserva como volante por ese sector, se ganó su lugar.


Ni hablar cuando a los 26'' cerró un muy buena jugada de Di María y, con lo justo, puso el segundo para el equipo de Tocalli. Zurdo, hábil, encarador, el delantero que llegó de Estudiantes de Buenos Aires —fue dirigido por Giunta, 25 partidos, uno gol— cerró su noche con otra pincelada, de zurda, claro, al palo izquierdo de Tito Rojas. En Boca, su experiencia se remonta a un banco en el Apertura frente al Bicho (usó la 33). Eso sí, su caracter temperamental —algo que deberá mejorar— estuvo a punto de sacarlo de la cancha.

"Ojalá que sea como en el Mundial 90"


Los dueños del gol saben que Brasil, el rival de hoy a las 22, llega mejor. Pero apelan a la gesta de Diego y Cani para creer en un triunfo.


Desde hace dos fechas, gol se dice Argentina. Se dice Mouche, en versión venezolana. Se dice Sosa, con garantía de uno por juego. Desde el destape post caída ante Colombia, Tocalli tiene material en el primer piso del Hotel Intercontinental como para hacerle parda a los chaperos Pato, Luiz Adriano (jóvenes héroes del Inter campeón mundial) o Lima. La Selección acumula nueve gritos en los últimos dos partidos, e Ismael Sosa (dos) y Pablo Mouche (tres) le pusieron el sello a la mayoría. Por eso, en trío con Maxi Moralez (actuará más adelantado) atacan a su estilo, encarnan la esperanza de un triunfo sin respeto al Mercosur, con un antecedente top como espejo, y la página vacía esperando por una historia púber que sueña en grande.


—Se les abrió el arco, y a ustedes más que a nadie, se entienden bien...

—Mouche: Es una suerte, lo que rescatamos es al equipo, que al fin apareció.

—Sosa: Sirvió para la confianza, un delantero se fortalece con goles.


—Y justo viene Brasil...

—M: Va a ser difícil. En la Argentina van a estar todos pendientes de este partido, vamos a jugar como lo hicimos con Venezuela y el primer tiempo con Uruguay, esperemos que todo nos salga bien.

—S: Se siente el cosquilleo, todos sabemos lo importante del partido.


—Ellos tienen como bandera el jogo bonito. ¿Argentina mostró algo de eso en este torneo?

—M: No sé si jogo bonito, pero jugó al fútbol. Contra Venezuela lo sostuvimos los 90 minutos; contra Uruguay, 45. Capaz que el cansancio y las desconcentraciones opacaron el último partido. Hay que insistir, ahora se empieza de cero.


—¿Brasil tiene ventaja al haberse clasificado primero y cómodo?

—S: No, no, nada que ver. Acá el objetivo era pasar a la siguiente fase. Con susto, pero se logró. Y acá cada uno va a tener que dejar todo para clasificarse.


—¿Es beneficioso o perjudicial que el clásico sea en el primer partido?

—M: Es más conveniente porque tuvimos tres días de descanso y para este partido tan especial pueden ser importantes.


—¿Les molesta que ellos lleguen como favoritos?

—M: Mejor. Nosotros, humildes, vamos a trabajar duro para que de Argentina hablen después.

—S: Nos quita presión.


—Como hinchas, ¿de qué clásico se acuerdan con más alegría?

—M: El del Mundial 90. Estaba en casa, mirándolo con mi familia. En el primer tiempo pensábamos que se nos venía la noche cuando nos peloteaban, pero después vino la jugada de Diego, la definición de Caniggia, el esfuerzo de todos los jugadores, fue bárbaro.

—S: Yo no me acuerdo tanto, teníamos tres años, ja. Uno siempre ve los Argentina-Brasil y es claro: hay que ganar como sea.


—Como en el 90, ellos parecen venir mejor, ¿se puede repetir?

—M: Ojalá que se repita, que sea como aquella vez.

Casi como lo soñaron


Mouche y Sosa le dijeron a Olé que la ilusión era repetir lo del 90. No hubo triunfo, pero ellos dos armaron otro golazo.


En la previa, en la espera del clásico más deseado, la dupla argentina del gol había soñado una historia para que se cristalizara en la noche del Defensores del Chaco. Pablo Mouche e Ismael Sosa le habían contado a Olé que su recuerdo más importante de un Argentina-Brasil era aquél del Mundial de Italia 90. Y en tren de realizar una analogía entre ese partido de Turín y éste que se les venía, equiparaban situaciones y deseaban idéntico resultado. En ese encuentro, el dominio brasileño, sobre todo en el primer tiempo, había sido absoluto y el final de la historia fue feliz para Argentina. Y en este Sudamericano los brasucas habían transcurrido la primera ronda al trote y los nuestros a los golpes...


En parte, la historia se repitió. No por el resultado (aunque por como venía la mano, el punto argentino cotice algo más que un empate), pero sí por el trámite: arrancó mejor el equipo de Nelson Rodrígues y porque Argentina se hizo fuerte en la segunda parte. Pero la mayor similitud fue que hubo un golazo argentino. Como el que en el 90 armaron Diego y Cani, esta vez Mouche y Sosa fueron los responsables del grito para el cuadrito. Iba menos de un minuto del segundo tiempo cuando el de Boca picó sobre la derecha del área por una linda bocha en profundidad. Y cuando le salió el defensor rival, puso un exquisito taco-centro que dejó solo a Sosa para la definición certera. Fue un grito interminable, como ése de hace casi 17 años en el Delle Alpi de Turín...

Otra Mouche de inspiración


SUDAMERICANO SUB 20: ARGENTINA 2 - BRASIL 2


Qué susto. Porque de entrada las cosas pintaban desfavorables. Porque había demasiado sumisión argentina, un respeto que se tradujo en funciones defensivas sobre las otras. Porque no había fútbol. Porque se arrancó 0-1. Qué susto. Para Brasil. Porque Argentina se levantó, salió al segundo tiempo con rebeldía, con Mouche exquisito, dulce, un Mouche de chocolate para una asistencia maradoneana a Sosa, con la garra de Cahais para meter un cabezazo para darlo vuelta. Qué susto, che, porque un descuido revivió a los brasileños y eso no tenía que suceder. Pero terminó parda. Un resultado extraño, aunque no desagradable.


Era previsible, en cierto punto, que al equipo de Tocalli no le alcanzara sólo con los destellos de Maxi Moralez. Demasiado poco para ganarle a cualquier equipo de Brasil, sea Sub 20, 17 ó 15. El diseño nacional elegido para la ocasión fue un 3-4-2-1, pero los volantes externos no se soltaron y el doble enganche no supo tener la pelota. En el cara a cara, la vocación defensiva pudo más que las ganas de pasar al ataque. Acosta, que en Lanús ha llegado a jugar de wing, se estancó para controlar a Carlinhos. Del otro lado, Mouche, que debía ser el socio de Moralito, utilizó la energía para anular las subidas de Lima. De todas maneras, Brasil no fue ningún cuco, no hubo carnaval, ni Bombas ni Bombinhas. De hecho, si arrancó arriba fue porque el arquero Romero se mandó una doble macana. Y es sabido, viejo, en un clásico no debe haber concesiones.


Los brasileños tuvieron a Lucas (figura del Gremio y mejor jugador del último brasileirao), a Alexandre Pato (clave en el Internacional de Porto Alegre), a Carlinhos y sus subidas a lo Roberto Carlos, pero de ninguna manera había sacado chapa de invencible. Sobre todo porque el fondo de este juvenil Scracht es lento. Era cuestión de ir y meterle el palo en las costillas, en fin, de mostrar un poco de personalidad. Y eso hizo exactamente el Sub 20 de Hugo. Se animó, le tiró los colores por la cabeza. Ahí el mejor lujo tuvo aroma a La Boca, con un taco exquisito de Mouche para habilitar a Sosa, que definió con la clase paladar negro de Independiente. Y los pibes fueron por más, porque el medio equilibró con sudor, y Argentina se puso arriba gracias a un doble cabezazo en el área, primero con la peinada de Fazio y después con el frentazo de Cahais. Pero... son pibes, hubo siesta en un tiro libre y Lucas apareció solo tras el rebote en el travesaño. En fin, pudo ser mejor. Pero igual alcanza. Porque faltó apenas un granito para aplastar al fantasma verdeamarillo. Y porque todavía queda lo mejor.

Mouche, con un pie adentro


La partida de Juan Pablo Caffa al Betis le había complicado un poco el panorama a Gustavo Alfaro, quien sin perder el tiempo comenzó a buscarle un reemplazante con el requisito de que también ocupara el sector izquierdo del mediocampo. Y ahí mismo surgió el nombre de Pablo Mouche (19 años), una de las figuras del Sub 20 en el Sudamericano, y quien puede desempeñarse como volante externo o como delantero. De esta manera comenzaron las negociaciones con Boca (club dueño de su pase) que, a esta altura, ya están más que avanzadas y todo indica que tendrán un final feliz para los del Viaducto.

Si bien los dirigentes de Arsenal y Boca ya se pusieron de acuerdo (llegaría a préstamo por un año), aún restan acordar algunos detalles del contrato del jugador que, si todo sale bien, estaría sometiéndose a la revisión médica entre hoy y mañana. Así, el Arse usaría los cuatro cupos disponibles para los refuerzos, dado que ya firmaron Luis Figueroa, Gastón Filgueira y Andrés San Martín.

Mouche cruzó el Riachuelo


Tras muchas idas y vueltas, Pablo firmó con el Arse. "Es que el técnico de Boca me quería", aclara.


Como casi todos los equipos de Primera, Arsenal también tuvo su novela de verano. Sin llegar a crear conflictos ni mucho menos, Gustavo Alfaro le pidió a los dirigentes que se esfuercen por traer a Pablo Mouche, subcampeón sudamericano Sub 20, que estaba en Boca. Pero en un principio se dijo que Miguel Russo no lo quería largar, después que el pibe pedía mucha plata o que los dirigentes evitaban que se fuera. Pero ayer a las 17.30 Pablito se acercó al Viaducto y firmó un contrato que lo vincula con el Arse hasta fines del Clausura (sin cargo y sin opción).


"La verdad es que el técnico de Boca quería que me quede en el plantel. Nunca hubo problemas económicos. Pero por suerte se pusieron todos de acuerdo y ahora tengo esta gran oportunidad", le aclaró el pibe a Olé minutos después de poner el gancho. Al hablar exclusivamente de fútbol, Mouche reconoció que Alfaro lo quiere para jugar por izquierda, lugar que dejó vacante Juan Pablo Caffa y que en la primera fecha ocupó Cristian Llama. "Puedo jugar por ese sector o de delantero. Espero hacer las cosas bien para cumplir los objetivos del club", cerró el juvenil.

Los chicos, a lo grande


Los chicos de la Reserva de Boca dieron vuelta la historia y vencieron por 2 a 1 a River, en Núñez, en un emotivo e intenso superclasiquito.Los goles del equipo dirigido por Abel Alves fueron convertidos por el volante Chávez (PT: 20min) y el delantero Pablo Mouche (este domingo jugó como delantero por el regreso de Boselli), a los 3 de la etapa final.Pablo, quien ya estaba amonestado por protestar, cuando marcó el gol festejó mirando hacia la tribuna local y con el gesto del Topo Gigio. El árbitro no dudó y lo expulsó. Tarde completa para el juvenil de 18 años, que mostró, como siempre, habilidad, coraje, confianza y precisión en la pegada.Boca formó con Migliore; Villafañe, Cerdá, Cahais e Emiliao Insúa; Chávez, Banega, Sebastián Battaglia -primero de Seba grande-; Boselli y Trejo.

"Le pega bien, es potente y rápido"


Así lo ve Hugo Tocalli


CIUDAD DEL ESTE (De un enviado especial).- "A Mouche lo conocemos de la época de Estudiantes de Buenos Aires, cuando era suplente y el titular era Lavezzi. Y lo trajimos para el grupo de sparring, así que a Pablo lo llevamos a todos lados e hizo con nosotros todo el proceso de formación. Vemos en él un potencial muy grande porque le pega bien a la pelota, es potente y rápido. Lo que pasa es que él está ansioso; ansioso por estar en Boca. Pero acá tratamos de darle tranquilidad para que sintiera la confianza para afrontar un partido ideal para él. En Boca, La Volpe lo usaba mucho de carrilero por la izquierda, pero para nosotros es delantero. Sabíamos que si le quedaba una oportunidad era capaz de hacer los goles que hizo". Palabras del DT Hugo Tocalli.

Mouche, un goleador cosecha 1987


El delantero habla de su gran actuación ante Venezuela, con tres tantos en la goleada por 6-0: "No soñaba con un partido así", confiesa


CIUDAD DEL ESTE, Paraguay.- Desde afuera no parece, pero es uno de los que más hablan en el grupo. Sobre todo cuando se sienta a la mesa de siempre con Sergio Romero, Federico Fazio, Angel Di María y Gonzalo Abán y conversan de varios temas antes de almorzar o cenar en el Complejo Internacional del Este. Justo con el goleador de River, a préstamo en Argentinos Juniors, con quien comparte la habitación, fue con quien el destino jugó sus fichas. Es que Abán sufrió un golpe en una práctica, estuvo un par de días sin entrenarse, y eso influyó para que Pablo Mouche sea titular en el decisivo partido ante Venezuela. El delantero de Boca era el único de los atacantes que, hasta ahora, no había comenzado desde el arranque en el Sudamericano. Pero le dieron la oportunidad y, está claro, no la desaprovechó. Los tres festejos le dieron al equipo la vitamina que más estaba necesitando: el gol.


"Soy un jugador potente, veloz y encarador. Siempre tengo el arco en la mira", se define para quienes no lo conocen. Y no miente. Ante Venezuela entró en contacto tres veces con la red, pero pudieron ser cinco. El arquero Tito Rojas le ahogó el grito otras dos veces.


Acepta el desafío fotográfico y llega al subsuelo, donde se encuentra la bodega del CIDE. Hay botellas de todo tipo y colores: Valmont, Terrazas Gran Malbec, Latitud 33, Malbec Roble Los Haroldos, Chandon Brut Nature, Demi Sec, Brut Rosé. Mira y toma una al azar para la producción: "¿Este está bien?", pregunta. Se trata de un Navarro Correas 1993. El ríe y disfruta. "Mucho no entiendo, pero ¿cuanto más viejo mejor, no?". Vuelve a reír. "Yo soy cosecha 1987. Del 11 de octubre de 1987 "


Arrancó jugando desde muy chico en el club de baby de Ameguino, en Santos Lugares, Tres de Febrero. Después, un amigo lo llevó a Estudiantes de Buenos Aires y ahí comenzó a definirse como un profesional del fútbol. En Caseros era el suplente de Ezequiel Lavezzi, hoy disputado entre River y San Lorenzo, con el que mantiene "una buena relación". "Hugo Tocalli y Gerardo Salorio nos vieron a los dos cuando estábamos en Estudiantes y fueron los que nos dieron la posibilidad de estar en la selección", recuerda.


Corrió para festejar, pero casi no gritó los goles. Llegó al banderín del córner y se puso a bailar. "Se lo dediqué a Dady, el masajista, con el que tengo una muy buena relación. Le dije que si hacía un gol se lo iba a dedicar", cuenta Mouche.


-¿Soñabas con un partido así?

-No. No soñaba con hacer un partido así. Nunca me imaginé este partido haciendo tres goles. Puede ser uno o dos, pero tres Primero con lo que soñaba era con la clasificación para la segunda etapa del torneo, más después de los primeros dos resultados ante Ecuador y Colombia, donde no pudimos ganar. La verdad es que estoy muy contento porque sacamos tres puntos fundamentales para buscar la clasificación. Quería ganar, los tres goles vinieron extra. Ahora tenemos que definir con Uruguay.


-¿Tenían una presión extra porque estaban últimos y todavía no habían ganado en el Sudamericano?

-No sé si presionados, pero sabíamos que el equipo iba a surgir en algún momento. Era cuestión de cambiar la actitud. Por suerte apareció en este partido porque necesitábamos ganar sí o sí. Así que mejor. Seguimos dependiendo de nosotros mismos. -


¿Qué te dijeron tus compañeros?

-Estaban todos muy contentos porque además de los seis goles jugamos muy bien. Hicimos seis, pero pudimos haber hecho más.


-¿Anímicamente estaban bien?

-Y necesitábamos ganar así, sobre todo para el ánimo de nosotros. Ahora, con Uruguay, tenemos que salir a jugar con la misma concentración y garra que con Venezuela.


-Muchos hacen cuentas. Es que si Colombia hoy gana o empata con Venezuela, ustedes pueden clasificarse con el empate ante Uruguay.

-Sí, pero nosotros vamos a salir a ganar aunque ya estemos clasificados antes de jugar.


-Además de los goles, ¿qué cosas mejoraron con respecto a los partidos con Ecuador y Colombia?

-Lo que pasó es que en los otros partidos nos caíamos en los segundos tiempos y ante Venezuela se mantuvo el rendimiento durante los 90 minutos. Ahí encontramos la regularidad que nos estaba faltando.


-¿Fue fácil mantenerte ilusionado con jugar? Parecía que adelante tuyo estaban Abán, Sosa, Di Santo

-Sí, ¡cómo no voy a estar motivado! El sólo hecho de estar en la selección argentina es una motivación. Todos venimos a sumar y apoyamos al que juega para que las cosas salgan bien. Si llegamos a clasificarnos para el Mundial de Canadá y los Juegos Olímpicos lo haremos los 20 jugadores más el cuerpo técnico. No llega un solo jugador. Estamos todos unidos y tiramos para el mismo lado. El objetivo ahora es conseguir el pasaje a Asunción.


-¿Pensás en un eventual choque con Brasil?

-No, por ahora en lo único que pensamos es en clasificarnos para la segunda etapa.


Luego de jugar algunos partidos en la primera de Estudiantes de Buenos Aires, lo compró Boca, donde está desde hace un año y medio. "Fue a través de un intermediario. Los dirigentes se pusieron de acuerdo y se hizo el pase. Con Basile, en la reserva, jugaba de delantero, pero después La Volpe me puso como carrilero por la izquierda, posición que había probado en Estudiantes. A mí me da lo mismo", sostiene el delantero que en la Ribera tendrá bastante competencia con Guillermo Barros Schelotto, Martín Palermo, Rodrigo Palacio, Bruno Marioni y Mauro Boselli. Pero él lo toma con calma. "Sueño con hacer bien las cosas en Boca para tener mi oportunidad, pero tiempo al tiempo. Ahora ojalá me vea festejando varios goles más con la selección."


6 goles fue la diferencia máxima de la Argentina en un Sudamericano. La anterior mayor goleada había sido también un 6-0, ante Perú, en el Sudamericano 2005 de Colombia, con goles de Torres (2), Messi, Barrientos, Sosa y Abraham.

1958 fue el año que también la Argentina le hizo seis goles a Venezuela, en el Sudamericano de Chile. Fue 6-1, con goles de Onega (2), Saporiti (2), Stelman y Pérez.

4 goleadores argentinos marcaron tres tantos en un mismo partido en un Sudamericano. Los anteriores fueron Ramón Díaz (a Ecuador, en Uruguay 1979), Rafael Herrera (a Bolivia, en Paraguay 1985) y Juan Esnaider (a Chile, en Venezuela 1991).

“Nunca pensé que iba a hacer tres goles en la Selección”


PABLO MOUCHE, EL HEROE DE LA SUB-20


El pibe de Boca, que debutó en Primera a los 15 años en la B, contó el día después de su noche soñada. “Vamos a clasificarnos.”


En su fugaz paso por Boca, Ricardo La Volpe lo elogió en varias ocasiones, lo colocó como volante y como lateral izquierdo y lo llevó al banco de suplentes ante Argentinos, pero no lo hizo debutar. En los dos primeros partidos del Sudamericano, Hugo Tocalli no lo incluyó entre los titulares y sólo ingresó unos minutos en la segunda parte. Sin embargo, cuando la Selección Argentina Sub 20 estaba con serias dificultades para clasificarse a la siguiente fase, Pablo Mouche contó con su chance y no la desaprovechó: tres goles para superar a Venezuela y mirar con mucho más optimismo el futuro. Ahora, el delantero de 19 años se constituyó en una pieza inamovible y confía en que el resto del torneo será diferente: “Todo el equipo cambió”.


Como todos sus compañeros, Mouche era consciente de que la Selección tenía que cambiar la imagen, ya que el rendimiento en los dos primeros encuentros había sido pobre y la clasificación corría peligro. Por eso, se juramentaron revertir el panorama. “Todo el equipo cambió. Pasamos cuatro días de mucha tristeza, estábamos bajoneados y nos prometimos cambiar la actitud. Eso se vio reflejado en los 90 minutos. Nos salió el plus que tienen los jugadores argentinos guardadito bien adentro. Explotó y esperemos que no pare”, contó el delantero nacido en San Martín, que reconoció que no soñó con el triplete: “Nunca pensé que iba a hacer tres goles en un partido con la Selección”.


Sus primeros pasos en el fútbol profesional no son los convencionales para un jugador de una Selección. Es que tras jugar al baby en el club Ameghino de Tres de Febrero, a los quince años debutó en la Primera de Estudiantes, en el torneo de la B Metropolitana. Luego, recomendado por Blas Giunta, su entrenador en el conjunto de Caseros, el Loco llegó a Boca, que pagó 40 mil pesos por su pase. Claro que no siempre fue goleador. “En el baby, de chiquito, jugaba de tres, arrancaba de atrás y me gustaba. Y en Estudiantes, en el seleccionado y en Boca me probaron de volante por izquierda. Eso me ayudó mucho. Todo lo que se aprende sirve para el futuro”, señaló el delantero.


A partir de sus vivencias, Mouche recuerda con una sonrisa sus primeros pasos en la B. “Soñaba con jugar en el seleccionado y en Boca. Es que en B no tenés espacio, se juega mucho al pelotazo, hay fricción y todo es físico. Pero no me quejo, porque son experiencias que sirven”, comentó el delantero, que recordó su primer partido con una sonrisa. “El día que debuté contra Talleres de Remedios de Escalada, el 2 de ellos, que era una bestia, un viejo de 30 años, me insultó de entrada y me mató a codazos. Yo estaba muy asustado. Pero después, con los partidos, me acostumbré.”


Pero más allá de ese temor inicial, Mouche mostró siempre un temperamento especial, tanto que en el último superclásico de reserva se fue expulsado tras convertir un gol y hacer callar a los hinchas de River.


“Es que soy muy ansioso y temperamental. Pero de a poco estoy cambiando. Me estoy acostumbrando a no reaccionar y a no ponerme nervioso a la hora de los partidos. Siempre quiero hacer todo ya”, comentó Mouche, que dejó una sentencia: “Argentina va a clasificarse”.

"Nunca había soñado hacer tres goles de un saque"




SUDAMERICANO SUB 20 : PABLO MOUCHE, EL MOTOR DE LA RECUPERACION ARGENTINA





El pibe de Boca convirtió tres de los seis goles contra Venezuela y fue un puntal en la gran victoria del equipo de Hugo Tocalli.


...FRESCURA. Mouche dice que lo pone feliz la victoria que les permitiÓ salir de una situación incomoda. (Gustavo Garello / Enviado Especial)...



Cosas del destino: Pablo Mouche fue titular por culpa de la lesión que dejó out a su compañero de habitación y amigo, Gonzalo Abán. Era, hasta el partido contra Venezuela, el único de los cinco delanteros que no había tenido acción como titular. Y en el debut, descolló. "Defender los colores de tu país es una motivación ilimitada. Nunca estuve bajoneado por no ser titular. Acá hay un objetivo en conjunto por sobre el lucimiento individual".



Es mediodía y el calor se hace insoportable en el Complejo donde está alojada la Selección. El delantero de Boca acepta el mano a mano con Clarín ahí nomás, cerquita de una cascada artificial, donde corre una brisa aliviadora. En las primeras palabras del goleador hay sinceridad. Pura. Transmite tranquilidad. Dice lo que siente, el día después de los 3 goles y una actuación inolvidable ante Venezuela.



Ni cuando arrancó jugando al baby en el club Ameghino, allá en Santos Lugares, imaginó hacer una tripleta en una sola noche con la camiseta de la Selección. "Uno a veces sueña despierto con marcar un gol o ser el héroe de su equipo. Pero nunca había soñado hacer tres goles de un saque", admite con sinceridad, una de sus virtudes, según remarcan sus compañeros.



Se prende a la Play Station, escucha cumbia y en la mesa, ésa que comparte con los gigantes Romero, Di Santo y Fazio, es el más charlatán. "¿Cómo lo defino? Como un pibe noble, muy querible, un loquito muy lindo", confiesa el masajista Marcelo D'Andrea, más conocido como Dady (por su tremendo parecido al humorista Dady Brieva), quien se robó la exclusividad a la hora de las dedicaciones. "El es muy importante. Por eso cuando metí el tercero, el de tiro libre, fui a buscarlo para decirle que esos goles eran para él", dice. Antes, en el primer festejo, clavó el banderín como si fuese una sombrilla en la playa, y en el segundo, hubo bailecito en "banda".



Este pibe, que jugó 25 partidos en la Primera B Metropolitana (marcó un gol) y que hace un año y medio fue transferido a Boca, fue la figurita del día. Cuando terminó el regenerativo debajo el escenario semidescubierto, enfiló con la cabeza gacha, como para "perderse". Pero en el camino se encontró con la única barrera que no pudo vulnerar acá en Paraguay, la de los fotógrafos.



Lo pasearon por todo el Complejo, de acá para allá. El, nada. Esa risa genuina y fresca, que le abarcaba toda la cara, jamás se borró. "Que reconozcan lo de uno es muy gratificante. Pero acá no hay que pensar en los personal, yo estoy más feliz porque ganamos y salimos de una situación incómoda más que por mis goles", asegura el hijo de Mónica y Santiago, y el hermano mayor de Fernando.



Cuentan que los teléfonos comenzaron a sonar bien temprano en el Complejo, desde las 6... "Hablé con mis afectos, que son los que siempre están cerca. Ellos me felicitaron pero estoy seguro de que están disfrutando más que yo de este momento", desliza.



—Y Tocalli y tus compañeros, ¿qué te dijeron después de los tres goles?


—Me felicitaron. Y me dieron las gracias, ja...