lunes, 2 de abril de 2007

Otra Mouche de inspiración


SUDAMERICANO SUB 20: ARGENTINA 2 - BRASIL 2


Qué susto. Porque de entrada las cosas pintaban desfavorables. Porque había demasiado sumisión argentina, un respeto que se tradujo en funciones defensivas sobre las otras. Porque no había fútbol. Porque se arrancó 0-1. Qué susto. Para Brasil. Porque Argentina se levantó, salió al segundo tiempo con rebeldía, con Mouche exquisito, dulce, un Mouche de chocolate para una asistencia maradoneana a Sosa, con la garra de Cahais para meter un cabezazo para darlo vuelta. Qué susto, che, porque un descuido revivió a los brasileños y eso no tenía que suceder. Pero terminó parda. Un resultado extraño, aunque no desagradable.


Era previsible, en cierto punto, que al equipo de Tocalli no le alcanzara sólo con los destellos de Maxi Moralez. Demasiado poco para ganarle a cualquier equipo de Brasil, sea Sub 20, 17 ó 15. El diseño nacional elegido para la ocasión fue un 3-4-2-1, pero los volantes externos no se soltaron y el doble enganche no supo tener la pelota. En el cara a cara, la vocación defensiva pudo más que las ganas de pasar al ataque. Acosta, que en Lanús ha llegado a jugar de wing, se estancó para controlar a Carlinhos. Del otro lado, Mouche, que debía ser el socio de Moralito, utilizó la energía para anular las subidas de Lima. De todas maneras, Brasil no fue ningún cuco, no hubo carnaval, ni Bombas ni Bombinhas. De hecho, si arrancó arriba fue porque el arquero Romero se mandó una doble macana. Y es sabido, viejo, en un clásico no debe haber concesiones.


Los brasileños tuvieron a Lucas (figura del Gremio y mejor jugador del último brasileirao), a Alexandre Pato (clave en el Internacional de Porto Alegre), a Carlinhos y sus subidas a lo Roberto Carlos, pero de ninguna manera había sacado chapa de invencible. Sobre todo porque el fondo de este juvenil Scracht es lento. Era cuestión de ir y meterle el palo en las costillas, en fin, de mostrar un poco de personalidad. Y eso hizo exactamente el Sub 20 de Hugo. Se animó, le tiró los colores por la cabeza. Ahí el mejor lujo tuvo aroma a La Boca, con un taco exquisito de Mouche para habilitar a Sosa, que definió con la clase paladar negro de Independiente. Y los pibes fueron por más, porque el medio equilibró con sudor, y Argentina se puso arriba gracias a un doble cabezazo en el área, primero con la peinada de Fazio y después con el frentazo de Cahais. Pero... son pibes, hubo siesta en un tiro libre y Lucas apareció solo tras el rebote en el travesaño. En fin, pudo ser mejor. Pero igual alcanza. Porque faltó apenas un granito para aplastar al fantasma verdeamarillo. Y porque todavía queda lo mejor.