jueves, 28 de febrero de 2008

"Soy un Guillermito"

El ex Arsenal, heredero de la 7 del ídolo y también muy amigo de Palermo, espera su chance para debutar en Boca y dejar bien parado al dueño eterno de esa camiseta.

La lista llegó a sus manos. Por suerte, el casillero que esperaba aún estaba libre. No tuvo dudas y anotó su apellido al lado del número que deseaba, que ya había sido suyo durante la última Copa Sudamericana. Nadie se le había animado a semejante osadía. Salvo él, que en el 2007 había recibido la banca de su ídolo y espejo. Y así Pablo Mouche se convirtió en el dueño oficial de la 7, ésa que será siempre de Guillermo. "Me encantan los desafíos. Y él era mi ídolo, cuando entrenábamos juntos lo miraba y trataba de aprender todo de él. Me daba consejos. Espero tener la confianza y las oportunidades para defenderla de la mejor manera, hacerlo quedar bien y lograr aunque sea la mitad de los títulos que Guillermo consiguió en Boca".-Y además sos amigo de Palermo...-Sí, muchas coincidencias, soy un Guillermito, ja, ja. La verdad es que la relación que tengo con Martín aún no la puedo creer. Estoy muy contento. -¿Qué cosas te dice?-Durante mi lesión (NdeR: en el 2007 se rompió los ligamentos de la rodilla izquierda), me apoyó mucho, porque a él también le había pasado. Me cuida como a un hermano. Es bueno que alguien con tanta experiencia le dé bola a un chico como yo. No sólo en lo futbolístico sino también en cuestiones familiares. El pasó por muchas cosas y por eso me habla.-En lo futbolístico, ¿te pide que lo busques como hacía Guille?-Ja, mucho no me puede decir porque ya lo conozco. Sé que si desbordo lo tengo que buscar, porque él siempre está en el área. Yo siempre trato de buscarlo. Y me dice que no esté ansioso, que trate de encarar siempre que pueda, que nunca tenga miedo.En Rosario le tocó concentrarse solo porque en el plantel eran 19 y el hotel no tenía habitaciones de tres. Sin embargo, dice, se la pasó "molestando a todos". Siempre de buen humor, disfruta de cada momento. Y por eso también es el dueño de algunas cargadas, que tienen mucho que ver con el número de camiseta que eligió para este Clausura: "Me dicen que soy un caradura, pero yo me la banco. Hay que ponerse una camiseta como ésa, eh. Y yo lo voy a hacer", asegura.Este verano, el delantero nacido en San Martín el 11 de octubre del 87, pudo jugar sus primeros partidos en Boca. En Primera lo hizo jugando en Arsenal (cuatro partidos, un gol), adonde se fue a préstamo en el 2007 y donde se lesionó. Por eso regresó, realizó la recuperación en el club, hizo la pretemporada y por fin salió a la cancha. "La última vez que había concentrado fue con La Volpe. En el 2006, ante Argentinos estuve en el banco. Y en un partido posterior concentré pero me quedé afuera", cuenta. Después de un año, entonces, volvió a sentirse parte del mundo azul y oro: "Yo quería hacer un buen trabajo en Tandil. Lo necesitaba para dejar atrás todo lo que me pasó. Los partidos me hicieron muy bien", relata. Además, también le comenzó a cambiar la vida. "Después del verano fui a una pileta a la que ya había ido antes, pero ahora me reconocían... Igual no me fijo en eso, je. Si viene, está todo bien", explica entre risas. Lo que sí le importa es lo que se viene a partir de su debut con la 7 en la espalda: "En los amistosos estuve un poco ansioso, pero es normal después de estar tanto tiempo parado. Ahora sueño con tener continuidad y poder hacer goles con esta camiseta. Como en los viejos tiempos". Sí, como en los tiempos del Guille...