lunes, 17 de noviembre de 2008

Pablo Nicolás Mouche







En el colegio me decían Daniel el Terrible


Pablo Nicolás Mouche nació el 11 de octubre de 1987 en San Martín, Buenos Aires. A los 15 años debutó en la Primera de Estudiantes de B.A, donde era suplente de Ezequiel Lavezzi. A fuerza de gambetas y goles, este semester se ganó un lugar entre los delanteros preferidos de Carlos Ischia.

En francés su apellido significa "mosca" y su comportamiento en la cancha lo muestra como tal: es rápido, escurridizo y gambetea siempre a quien lo quiere agarrar. En el colegio era igual. Tanto era asi que sus profesores lo bautizaron "Daniel el Terrible"

Con su hermano más chico, que se llama Fernando, son inseparables. "A él lo amo. Tratamos de pasar juntos la mayor parte del tiempo, aunque a veces se nos complica por los horarios. Yo me entreno por la mañana y él estudia por la tarde. Pero lo voy a buscar al colegio y lo invito a comer o nos vamos de compras", cuenta el delantero xeneize.

Es un chico muy sociable y también deportista. De vez en cuando le gusta jugar al paddle. En las concentraciones pasa el tiempo viendo buenas películas, partidos de fútbol y hasta alguna telenovela. Aunque la computadora es su adicción: siempre está prendido al chat.

-¿Cómo fue tu infancia?
Hermosa. Siempre estaba compañado por mi mamá Mónica, mi papá Santiago y mi hermano Fernando, con quien nos peleábamos todo el día cuando éramos chicos. Siempre fui feliz alrededor de mi familia y mis amigos.
De pibe era terrible. Era liero, desordenado, peleador y calentón. Me encantaba jugar a la pelota dentro de mi casa, pero como rompía todo me vivían retando.
-¿Cómo te comportabas en el colegio?
Era el terror de los profesores. Volvía locos a todos y me apodaban "Daniel el terrible", como el de la película. Cuando estaba en primer grado, de tan mal que me estaba portando, un día la profesora me mandó al rincón de espaldas a mis compañeros. De la bronca y por lo calentón que era, me arranqué un diente flojo que tenía y me acerqué a la maestra y se lo di todo lleno de sangre. Mis amigos se mataron de risa. Además era muy peleador. En el recreo, los partidos de fútbol no terminaban nunca porque siempre nos peleábamos y ahi tenía que intervenir la directora para poner orden.
-¿Es verdad que cambiabas de escuela todo el tiempo?
Sí, es cierto. El jardín de infantes y el primer grado los hice en Loudes, de Santos Lugares. Después pasé por otro en Villa Devoto. Cuando tenía 9 años nos mudamos con mi familia a Los Cardales y ahi fui a la Escuela Nº11. Después regresamos a nuestro barrio de siempre y pasé por Las Carmelitas, de Caseros; Mariano Moreno de San Martín; y la última fue la Escuela Nº12, también de Caseros. Me quedaron por rendir unas materias de quinto grado, pero me quedé libre por los viajes con la selección argentina sub-20 y con Boca. Es más, no pude ir al viaje de egresador o hacer otras excursiones porque tenía que ir a entrenarme o debía jugar. Hice algunos sacrificios de chico y me privé de hacer otras cosas que cualquier adolescente suele hacer. Pero no me quejo, porque hacía lo que me gustaba, Asi como no pude compartir muchos momentos con mis amigos, hubiera deseado estar más tiempo con mi familia, que me apoyó siempre. Me ayudó con los viajes, con mis gastos, la ropa, los botines... No fue fácil llegar adonde estoy ahora, pero hoy en día valoro mucho porque sé todo lo que me costó.
-¿Cómo llegaste a ser jugador de fútbol?
En mi familia hay mucha tradición por el deporte. Mi papá, mi mamá y mi tio son preparadores físicos. Mi primo hacía remo y jugó al rugby. Pero el único futbolista de mi familia soy yo. Desde chiquito jugaba al fútbol, pero también me llevaban a hacer otros deportes, como karate y básquet, pero no duraba más de dos meses. Lo único que realmente me apasionaba era el fútbol.
A los 5 años comencé a jugar en Ameguino, un club de mi barrio. En esa época era defensor por la izquierda, me proyectaba al ataque todo el tiempo; agarraba la pelota y le pegaba al arco. Después, cuando pasé a Estudiantes de Buenos Aires decidí probarme como delantero, porque siempre me gustó hacer goles y gambetear. Desde entonces nunca más me cambiaron de puesto.
-¿Cómo fue tu llegada a Boca?
Cuando arranqué en la Novena de Estudiantes, tenía muchas ilusiones y esperanzas que un día pueda subir de categoría y triunfar en Primera División. Pero nunca imaginé que iba a llegar a Boca. Soy hincha de este club de toda la vida, pero ni en sueños esperaba vestir un día la camiseta del club de mis amores.
-¿Cómo pasás el tiempo en las concentraciones?
Suelo escuahar música, como cumbia o reggaetón. Pero en mi casa, donde estoy más tranquilo, prefiero música latina. En las concentraciones uso mucho la computadora para escribirme con mis amigos. También hablamos mucho con mi compañero de habitación.
-¿Qué programas te gusta ver en la tele?
Depende. Cuando estoy aburrido, me prendo con alguna telenovela. Últimamente estue mirando la repetición de "Amor en Custodia". Pero lo gracioso es que cuando esa novela fue furor, yo no le daba bola... Sino me gusta ver partidos de fútbol o alguna película de acción o comedia que esté buena.
-¿Qué hacés en tu tiempo libre?
Cuando tengo un fin de semana libre, aprovecho para encontrarme con mis amigos y armamos partidos de paddle. Más que nada para distraerme y despejarme un poco. También me encanta salir con ellos a comer algo, porque no me llevo bien con la cocina. Ni siquiera se hacer un huevo pasado por agua. No me gusta cocinar. No soporto el olor ni el humo. Me pongo nervioso mirando que no se me pase la comida... Asi que un buen plan puede ser ir a comer con mis amigos y después ir al shopping.
-Tus compañeros te cargan mucho por las remeras que usás, pero sin embargo estás en el ranking de los mejor vestidos. ¿Para vos quiénes encabezan la lista de los que mejor y peor combinan la ropa en este plantel?
El mejor es Fabián Vargas: se viste muy bien, le pone mucho glamour, Mauricio Caranta también es de los mejores; Seba Battaglia es clásico pero impecable; y Julio Barroso combina muy bien. El puesto del peor, está peleado entre dos que están cabeza a cabeza: uno es Rodri Palacio, que no gasta nada, usa todo Nike -de canje- y nada más... Desde aca va mi mensaje para él ¡Ponele onda Rodri!. El otro es Álvaro González. No combina ni la vestimenta que le dan de canje... es un desastre el uruguayo.
-¿Hubo alguna situación en tu vida que te haya marcado y de la cuál te arrepentiste?
Destaco lo positivo de la lesión que tuve y que fue muy grave (NdeR.: el año pasado, cuando jugaba en Arsenal, se rompió los ligamentos cruzados de su rodilla izquierda). Me costó mucho recuperarme psicológica y físicamente. Pero pude salir bien. En todo ese tiempo he cometido errores, pero he aprendido de ellos. Gracias a eso ahora puedo disfrutar más de todas las cosas.

Mouchísimo


Pablo Mouche volvió a entrar bien y convirtió el gol que mantiene viva la ilusión de Boca. "Mostré la camiseta en honor a Guille", dijo. ´Será titular el domingo?



Llevaba apenas cinco minutos en la cancha pero lo venían pidiendo desde bastante tiempo antes. El cambio que había generado hacía tres días ante Rosario Central, con su zurda eléctrica, era recuerdo fresco en la gente de Boca. Porque había desequilibrado por derecha y de su centro nació el gol. Esta vez ante Banfield, su ingreso dio el mismo resultado exitoso, pero en el desenlace no hubo intermediarios: Pablo Mouche encaró por izquierda, dejó clavado a Nasuti (un ex River) y no se la dio a nadie, definió él, sacó un zurdazo que primero fue triunfo y después triunfazo, por el empate posterior de San Lorenzo. Ahora, 'titular el domingo?"Yo siempre tengo que hacer mi juego, encarar, hacer la diferencia en el mano a mano, buscar un centro como el otro día o pegarle al arco. Ahora me tocó hacer el gol a mí como el otro día a Nico (Gaitán). Por suerte estoy entrando y me están saliendo las cosas", explicó el delantero de 21 años, feliz por haber convertido su segundo gol en Boca, el primero por torneos locales.En esta definición, el Loco volvió a mostrar su variedad de recursos para el mano a mano. Ante Central encaró por derecha con la pelota atada a la zurda y en vez de enganchar y tirar el centro, fue hasta el fondo y buscó el área con la derecha, su pierna menos hábil. Y en esta oportunidad, con Banfield, fue por la izquierda y cuando se podía esperar que buscara desbordar y también sacar el centro, explotó hacia el medio, buscando el arco, y convirtió el 1-0. Imprevisible las dos veces, incontrolable, como una furia enjaulada que se desata repentinamente.En el festejo también demostró esa rabia, cuando salió disparado hacia la mitad de la cancha, se sacó la camiseta a la carrera, hizo el inflador una y diez veces e izó la número 7 de frente a la tribuna de Boca. "El festejo fue normal. Me saqué la camiseta por la euforia, por desahogo, porque el partido estaba complicado y necesitábamos los tres puntos. También besé los tatuajes de mi familia. Y en honor a Guillermo mostré el número. Porque él se fue y me dio el permiso para usarlo", dijo.Ahora, después de sus dos ingresos clave, con San Lorenzo como próximo rival y con Rodrigo Palacio casi descartado, habrá que ver si Ischia se decide a darle la titularidad o mantener a Ricardo Noir. Mouche, por el momento, Mouchísimo...

"Sentí la necesidad de regalarle la camiseta"


El punta tuvo ese gesto con Pompilio tras su gol a Banfield. "Siempre me bancó y confió en mí", dijo, con dolor.


Pablo Mouche, goleador y figura en el triunfo de Boca ante Banfield, pertenece a la nueva camada de juveniles que apostaba Pedro Pompilio en su gestión como presidente del club. Cuando regresó de su préstamo en Arsenal, el delantero tuvo chances de volver a irse del club, pero el propio Pompilio fue uno de los que hicieron fuerza para que se quedara en Boca a pelear por una oportunidad en Primera. Por ese motivo, el miércoles, luego del partido con Banfield, Mouche le regaló la camiseta que utilizó en el encuentro al presidente de Boca. "Sentí la necesidad de regalarle mi camiseta por el aprecio que tenía por él. Siempre me bancó, siempre confió en mis condiciones, y cuando lo vi en el vestuario, tuve ganas de dársela. El fue una de las personas por las cuales yo me quedé en el club", le contó ayer a Olé, con el lógico dolor a cuestas por la lamentable noticia.La repentina muerte de Pompilio sorprendió a todo el plantel en la mañana de Casa Amarilla. Y Mouche, quien había hablado con él el día anterior en el vestuario de Banfield, no fue la excepción. "La verdad es que estoy muy dolido, impactado con todo esto. La noticia me sorprendió mucho y me causó una gran tristeza. Yo tenía un aprecio muy especial por él y también por toda su familia", explicó.En el vestuario se percibió un clima de sorpresa y de dolor por el fallecimiento del presidente. Y dentro de lo poco que se habló a nivel grupal, quedó en claro que está presente el sentimiento de rendirle homenaje a la memoria del presidente. "Ojalá que podamos no sólo ganar este domingo sino también el título, para dedicárselo a él", explicó Pablito.Contra San Lorenzo, Mouche tiene posibilidades de arrancar como titular, a partir de sus últimos buenos rendimientos. Sin embargo, por respeto a Pompilio y a la familia, el delantero evitó hablar de cuestiones futbolísticas. Incluso, canceló su visita a algunos programas deportivos. "Hoy es momento de acompañar a la familia de Pedro", concluyó.

Se merece la Selección


Battaglia es el mejor jugador del torneo. Es difícil encontrar en el fútbol argentino un jugador con sus características. Porque Seba es un jugador muy completo, en el medio es una fiera y también llega al gol. Para mí, sin dudas, merece ser un jugador estable en la Selección. Además, como persona es fenomenal. Tiene una gran sencillez y humildad a pesar de los títulos que ya ganó. Con los más chicos tiene un trato increíble. Uno disfruta compartir el equipo con un jugador así.

"La estás haciendo quedar bien"


Tira el centro el ídolo desde Estados Unidos, define el heredero en Buenos Aires: "Vos le dejaste toda la magia". Una charla a puro fútbol y buena onda entre dos tipos unidos por la 7 y un innegable parecido.


Guille? ¡Qué hacés, Guille! ¿Cómo anda todo por ahí?-Bien, Pablito. Por acá todo muy bien. Te felicito a vos, que estás haciendo quedar muy bien a esa camiseta, ja...-Es la camiseta, es la camiseta, Guille... La dejaste con toda la magia.No hace falta ninguna introducción para animar la charla. De un lado, en una fresca tarde que anticipa el invierno americano, Guillermo Barros Schelotto, el dueño histórico de la 7 de Boca. Del otro, en una tardecita que anticipa el verano porteño, Pablo Mouche, el inquilino que le hace honores. Y en el medio, una conversación a puro fútbol, a puro Boca, con la admiración y el cariño mutuo como hilo conductor. Un afecto que nació en el vestuario, en casi dos años compartidos en el club, y que hoy se prolonga más allá de la distancia.G: Te vi en los últimos partidos y estuviste muy bien. Con Central metiste un centro bárbaro, con Banfield hiciste un golazo, contra San Lorenzo pusiste un tiro en el palo y jugaste muy bien... Te felicito. Cuando me llamaste para pedirme permiso para usar la número 7, te dije que la tenías que dejar bien parada. Y me alegra que lo estés cumpliendo...M: Gracias, Guille. Me pone muy contento esto que me decís. Y quiero agradecer la confianza que siempre me tuviste. No me olvido de todos los consejos que me dabas. Ahora, de premio tenés que mandarme una camiseta, pero la amarilla, eh. Y yo te mando una mía. Bah, una tuya...-Alguna 7 de Boca debés tener, ¿no Guille?G: No tantas, porque la verdad que las fui regalando casi todas. Así que me va a venir muy bien... Cuando vuelva a la Argentina, te la llevo, Pablo.-¿Qué consejos te daba Guillermo?M: Me decía que confiara en mis condiciones, que encarara... Y que iba a llegar lejos. Yo ya lo admiraba antes de ir a Boca, pero cuando lo conocí en el club, lo tomé como mi ídolo máximo por lo futbolístico y también como tipo. Además de ganar todo, siempre tenía buena onda y mantenía la humildad.-¿Y ahora qué consejo le darías, Guille?G: Que sea inteligente. Ahora aparece la fama, te hacés más conocido, te quieren todos, y eso es inevitable. Pero lo importante es mantener la inteligencia necesaria y seguir jugando de la forma que te llevó a la Primera. Mantener la cabeza en el fútbol.M: Seguro, eso no lo dudes. Porque además vi que vos lo hiciste así durante todos los años en Boca. Y una de las cosas que más quedó es ese hambre y profesionalismo para seguir ganando cosas. No va a ser fácil alcanzar a Guille, que es el que más ganó en el club, pero por suerte, después de remar mucho de atrás, por fin estamos primeros en el torneo. Así que con suerte, si se dan las cosas, por ahí le descuento algún título antes de fin de año, ja, ja...G: Mirá, yo cuando llegué a Boca quería ganar un campeonato, aunque sea uno local, y fijate lo que logramos. Con tranquilidad y trabajo, todo llega. Uno, dos, diez, quince... Hay que prepararse para ganar y nada más. O mirá a Battaglia e Ibarra, que ya están por alcanzarme. Y disfrutá todo el tiempo que te toque jugar en Boca. Es difícil encontrar en el mundo un club como Boca: la pasión del hincha es única.-¿Qué cosas tuyas le ves a Pablo?G: Que por lo general sabe resolver bien en el área. Sabe cuándo tiene que darle el pase a un compañero mejor ubicado y cuándo tiene que patear, como hizo con Banfield. Son decisiones que se toman en el momento y no es fácil elegir lo correcto. Esa característica siempre la tuvo. Cuando llegó a Boca, por ahí jugaba más de 9 de área, pero ahora encontró su lugar por afuera.M: Cuando llegué a Boca traté de jugar por los costados como él, copiarle las diagonales, las gambetas para encontrar un espacio y sacar un centro, buscar la resolución correcta. -¿Y copiaste la picardía?M: Es difícil porque es algo innato. Tiene que ver con la personalidad. Pero de compartir tanto tiempo en el vestuario, algo me quedó, je, je... Igual, ojo que tengo mi carácter.Algo de eso se necesita para usar la camiseta de un ídolo. Lo sabe Pablo, se enorgullece Guille. Entre sietes se entienden...

jueves, 28 de febrero de 2008

"Soy un Guillermito"

El ex Arsenal, heredero de la 7 del ídolo y también muy amigo de Palermo, espera su chance para debutar en Boca y dejar bien parado al dueño eterno de esa camiseta.

La lista llegó a sus manos. Por suerte, el casillero que esperaba aún estaba libre. No tuvo dudas y anotó su apellido al lado del número que deseaba, que ya había sido suyo durante la última Copa Sudamericana. Nadie se le había animado a semejante osadía. Salvo él, que en el 2007 había recibido la banca de su ídolo y espejo. Y así Pablo Mouche se convirtió en el dueño oficial de la 7, ésa que será siempre de Guillermo. "Me encantan los desafíos. Y él era mi ídolo, cuando entrenábamos juntos lo miraba y trataba de aprender todo de él. Me daba consejos. Espero tener la confianza y las oportunidades para defenderla de la mejor manera, hacerlo quedar bien y lograr aunque sea la mitad de los títulos que Guillermo consiguió en Boca".-Y además sos amigo de Palermo...-Sí, muchas coincidencias, soy un Guillermito, ja, ja. La verdad es que la relación que tengo con Martín aún no la puedo creer. Estoy muy contento. -¿Qué cosas te dice?-Durante mi lesión (NdeR: en el 2007 se rompió los ligamentos de la rodilla izquierda), me apoyó mucho, porque a él también le había pasado. Me cuida como a un hermano. Es bueno que alguien con tanta experiencia le dé bola a un chico como yo. No sólo en lo futbolístico sino también en cuestiones familiares. El pasó por muchas cosas y por eso me habla.-En lo futbolístico, ¿te pide que lo busques como hacía Guille?-Ja, mucho no me puede decir porque ya lo conozco. Sé que si desbordo lo tengo que buscar, porque él siempre está en el área. Yo siempre trato de buscarlo. Y me dice que no esté ansioso, que trate de encarar siempre que pueda, que nunca tenga miedo.En Rosario le tocó concentrarse solo porque en el plantel eran 19 y el hotel no tenía habitaciones de tres. Sin embargo, dice, se la pasó "molestando a todos". Siempre de buen humor, disfruta de cada momento. Y por eso también es el dueño de algunas cargadas, que tienen mucho que ver con el número de camiseta que eligió para este Clausura: "Me dicen que soy un caradura, pero yo me la banco. Hay que ponerse una camiseta como ésa, eh. Y yo lo voy a hacer", asegura.Este verano, el delantero nacido en San Martín el 11 de octubre del 87, pudo jugar sus primeros partidos en Boca. En Primera lo hizo jugando en Arsenal (cuatro partidos, un gol), adonde se fue a préstamo en el 2007 y donde se lesionó. Por eso regresó, realizó la recuperación en el club, hizo la pretemporada y por fin salió a la cancha. "La última vez que había concentrado fue con La Volpe. En el 2006, ante Argentinos estuve en el banco. Y en un partido posterior concentré pero me quedé afuera", cuenta. Después de un año, entonces, volvió a sentirse parte del mundo azul y oro: "Yo quería hacer un buen trabajo en Tandil. Lo necesitaba para dejar atrás todo lo que me pasó. Los partidos me hicieron muy bien", relata. Además, también le comenzó a cambiar la vida. "Después del verano fui a una pileta a la que ya había ido antes, pero ahora me reconocían... Igual no me fijo en eso, je. Si viene, está todo bien", explica entre risas. Lo que sí le importa es lo que se viene a partir de su debut con la 7 en la espalda: "En los amistosos estuve un poco ansioso, pero es normal después de estar tanto tiempo parado. Ahora sueño con tener continuidad y poder hacer goles con esta camiseta. Como en los viejos tiempos". Sí, como en los tiempos del Guille...