viernes, 6 de febrero de 2009

Toco La Mosca




El Boca B fue más que el San Lorenzo A. Con Bianchi en la platea, Mouche o Mush (mosca en francés, como lo rebautizó el Virrey) le puso música a un empate gris.




Tenían razón los protagonistas, nada de revancha: "Es un partido de verano". Y fue de verano, nomás. Un clásico, sí, un clásico partido de verano.Al principio no hubo grandes diferencias entre la mayoría de titulares de San Lorenzo y los suplentes de Boca. Fueron los de Ischia los que más tuvieron la pelota pero fue un solo jugador el que se mostró desequilibrante: Mouche fue el diferente. Por momentos fue dársela para que el pibe inventara. Y, mientras estuvo en la cancha, colaboró Noir. Antes de irse lastimado, Tito dejó un surco por la derecha para meterse hasta la cocina cuerva y definir suave con la zurda a las manos de Centeno. Al cabo, iba a ser la única jugada de peligro de la primera parte. Todo de la dupla con acento francés. Boca usó las bandas gracias al estilo de sus delanteros mientras que San Lorenzo eligió centralizar. Priorizó el buen toque de sus volantes y en ocasiones armó jugadas estéticas pero sin profundidad, más allá de alguna esporádica corrida de Barrientos. También hubo otra diferencia en la motivación. Eso que se suele decir que se renuevan las esperanzas cuando llega un nuevo entrenador, ¿no? Pero si ninguno de los dos cambió al técnico, podrán decir los lectores con razón. Claro, pero en la platea estaba el nuevo manager de Boca. Y por más que Bianchi haya dicho que él no se va a meter en cuestiones tácticas ni en el armado del equipo, para la mayoría de los pibes que anoche puso Ischia habrá sido toda una incentivación.El primer mano a mano del partido fue para Mouche, justamente. Y confirmó el pibe que una cosa es encarar por las bandas y otra es decidir en un segundo ante un arquero: tiró a matar y Centeno, quien esperó firme, la mandó al córner. A la jugada siguiente, el mismo Mouche encabezó un contraataque y... otra vez falencias. Con dos compañeros esperando el pase decidió hacerla para él (comérsela, en idioma potrero) y le simplificó el asunto al arquero.Cuando Boca sintió el trajín (empezó la pretemporada cinco días después que su rival), San Lorenzo se paró más adelante y se repartieron un poco más la pelota. El Pitu asumió la responsabilidad de la conducción y obligó a sus compañeros a moverse y a seguirle el ritmo. Sin embargo, eso no fue suficiente para poder ver cómo ataja Ayala. En cambio, Centeno tuvo que lucirse al menos tres veces. Entonces, sí, los pibes de Boca se la bancaron contra los titulares de San Lorenzo, aun en el verano.